El planeta Venus comenzó a transitar directamente entre la Tierra y el Sol, apareciendo en el cielo como un pequeño punto negro que se desliza frente al disco solar.
Algunos afortunados en ciertos puntos terrestres con cielos despejados y provistos del equipo protector necesario han empezado a observar este fenómeno que finalizará a las 04:49 GMT.
Casi ninguna de las personas existentes hoy vivirá lo suficiente para ver algo similar. Los tránsitos de Venus ocurren en pares separados ocho años, pero un par está apartado del siguiente por más de un siglo. El tránsito anterior ocurrió en 2004 y los próximos no tendrán lugar sino hasta 2117 y 2125.
El pasaje de Venus por delante del Sol no es una mera curiosidad celestial. Los tránsitos del siglo XVIII fueron registrados con pasión por astrónomos que enfrentaron enormes obstáculos y grandes distancias para llegar hasta los mejores sitios de observación.
Fue gracias a cuidadosas mediciones de esos pasajes que los científicos lograron por primera vez medir el tamaño del Sistema Solar. Pero en el siglo XXI el tránsito de Venus ha adquirido un nuevo significado. Con mediciones coordinadas tanto en la superficie terrestre como en el espacio, los astrónomos esperan que el pasaje abra una ventana hacia los planetas externos al Sistema Solar, redefiniendo nada menos que la comprensión de nuestro lugar en el Universo.
El llamado de Halley
El tránsito planetario de Venus tiene lugar sólo cuando el Sol, Venus y la Tierra se alinean en ese orden, de forma que el planeta bloquea la luz emitida por el disco solar. El fenómeno es muy poco frecuente ya que las órbitas alrededor del Sol, de la Tierra y Venus están ligeramente inclinadas la una respecto a la otra.
"Cuando nuestra vida haya llegado a su fin, les confiamos estas observaciones". Halley no llegó a ver el tránsito de Venus en el siglo XVIII.
Fue el astrónomo británico Edmund Halley quien llamó la atención de otros científicos sobre la importancia de medir los pasajes de Venus, aunque sabía que no viviría lo suficiente para ser testigo de esos eventos.
"Halley instó a otros astrónomos a usar el tránsito de Venus como un instrumento para medir la distancia entre la Tierra y la Luna. Sabía que no viviría para ver este fenómeno, pero en 1716 publicó un documento que básicamente decía, 'Yo no estaré allí, pero no deben dejar pasar esta oportunidad. Si no realizan esas mediciones, estarán defraudando a la ciencia'", dijo a la BBC Rebekah Higgitt, curadora de historia de la ciencia en el Real Observatorio Astronómico de Greenwich, en Londres.
En aquel entonces, Halley escribió: "recomendamos esto una y otra vez a los investigadores curiosos de estrellas. Cuando nuestra vida haya llegado a su fin, les confiamos estas observaciones y esperamos que plenamente conscientes de nuestros consejos, se dediquen con vigor a estas observaciones y a las inmensidades de las esferas celestiales".
Los dos tránsitos de Venus en el siglo XVIII, en 1761 y en 1769, permitieron a los astrónomos de la época obtener por primera vez una estimación del tamaño del Sistema Solar y medir la distancia entre la Tierra y el Sol, de 150 millones de kms.
El "mundo infernal" de Venus
Las observaciones actuales del tránsito de Venus se plantean interrogantes diferentes.
Expedición de astrónomos para ver el tránsito de Venus en el archipiélgao Kerguelan en el Océano Índico en 1874.
"El evento es el mismo, el pasaje de Venus frente al Sol, pero por primera vez en la historia el par de tránsitos en 2004 y 2012 son observados simultáneamente no solo desde la Tierra, sino desde el espacio, incluso desde el espacio interplanetario porque la sonda Venus express, que está orbitando este planeta, será activada durante el pasaje", dijo a la BBC Thomas Widemann, del Observatorio Astronómico de París.
Es crucial que las mediciones realizadas sean simultáneas para que los datos sean comparables y contribuyan al estudio de los misterios de Venus.
"Hay mucho que aún no sabemos sobre la atmósfera de Venus. Este planeta tiene el mismo tamaño de la Tierra y está hecho de los mismos elementos. Pero lo que debemos comprender es por qué estos planetas que deberían ser gemelos han evolucionado en forma muy diferente", señaló Wiedeman.
David Crisp, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, explicó a la BBC que "mientras la Tierra llegó a una temperatura promedio de 23 grados centígrados y tiene agua líquida en la superficie, Venus es como un mundo infernal. Su atmósfera está compuesta principalmente por dióxido de carbono, lo que crea un efecto invernadero masivo, con temperaturas en la superficie de 457 grados centígrados, suficientes para derretir el plomo, y nubes que en lugar de tener vapor de agua como las terrestres contienen partículas de ácido sulfúrico".
Por otra parte, "Venus tiene 90 veces más atmósfera que la Tierra, por lo que la presión es mucho mayor, equivalente a la existente a tres kilómetros de profundidad en un oceáno terrestre. Y no es un mundo muy brillante, ya que sólo el 6% de la luz llega a la superficie".
Exoplanetas
CÓMO PROTEGER LA VISTA
"Una fracción de segundo es suficiente para quemar el ojo y tener daños permanentes", señaló Francisco Colomer, investigador del Observatorio Astronómico Nacional de España.
El científico español recomienda utilizar gafas para eclipses, fabricadas con láminas de mylar, un material que protege de la radiación solar, "de índice 4 o 5 como mínimo y que estén en buen estado", o filtros de soldador de escala 14.
"Y por supuesto es totalmente desaconsejable observar el Sol con artilugios como discos compactos, películas veladas o radiografías".
El astrónomo dijo a la agencia EFE que el mejor modo de ver el tránsito es "con una simple caja de cartón agujereada en un lateral. La luz solar entra por él y en la cara contraria de la caja se proyecta la imagen del Sol con la silueta de Venus cruzándolo".
Los astrónomos esperan que las mediciones realizadas en este nuevo pasaje ayuden al estudio de los tránsitos planetarios, uno de los principales mecanismos que permiten investigar la gran cantidad de exoplanetas o planetas externos a nuestro Sistema Solar descubiertos en las últimas dos décadas.
Dado que muchos de esos planetas no pueden ser observados directamente, ¿cómo es posible que los científicos deduzcan tanta información a partir de cambios en la luz cuando transitan frente a sus estrellas?
"Es asombroso cuánto podemos aprender con los tránsitos planetarios", dijo a la BBC Suzanne Aigrain, profesora de astrofísica de la Universidad de Oxford. "Podemos deducir el tamaño del planeta por la cantidad de luz que bloquea. Otras mediciones nos permiten inferir además la densidad, que nos da una idea sobre la composición del planeta. Planetas como Júpiter, por ejemplo, son menos densos que otros como la Tierra".
"También podemos medir el período de la órbita, es decir, cuán largo es el año en ese planeta. Y si se puede hacer la medición en diferentes longitudes de onda puede aprenderse mucho más. Si los gases de la atmósfera bloquean ciertos colores de la luz, es decir, ciertas longitudes de onda pero no otras, el planeta aparecerá con tamaños diferentes en diferentes longitudes de onda y comparando estos datos puede determinarse el tamaño del planeta. Es increíble que podamos deducir toda esta información de los tránsitos planetarios, sin siquiera ver el planeta".
En las mediciones del tránsito de Venus en junio participará incluso por primera vez el telescopio espacial Hubble. Sus instrumentos no pueden mirar directamente al Sol pero los astrónomos usarán la luz reflejada por la Luna, en forma similar a los difusores utilizadas por los fotógrafos.
Gafas protectoras
Los tránsitos planetarios permiten obtener datos sobre el tamaño y composición de expoplanetas.
El tránsito no será visible en gran parte de Sudamérica. En España, podrá captarse al amanecer del 6 de junio, justo cuando la silueta de Venus esté terminando su viaje y empiece a abandonar el disco solar.
Es necesario protegerse la vista, porque "una fracción de segundo es suficiente para quemar el ojo y tener daños permanentes", señaló Francisco Colomer, investigador del Observatorio Astronómico Nacional de España.
Quienes no se encuentren en los sitios de observación, podrán seguir las transmisiones del evento en internet. Elproyecto Gloria, liderado por la Universidad Politécnica de Madrid e integrado por socios de ocho países, dará acceso libre y gratuito a una red de telescopios robóticos a través de un sitio en la red.
Con gafas o por internet miles de aficionados en el planeta estarán pendientes del tránsito del planeta a la vez cercano y misterioso, a la vez gemelo y diametralmente opuesto.
Y con sus mediciones en observatorios terrestres o en el espacio, los astrónomos del siglo XXI responderán al llamado de Halley para entregarse con pasión a "las inmensidades de las esferas celestiales".