
Max Salzberg (22), Dan Grippi (21), Raphael Sofaer (19) y Ilya Zhitomirskiy (20), los creadores de Diaspora, el proyecto que desafía a Facebook
Foto: Gentileza joindiaspora.com
Cuatro estudiantes universitarios recaudaron 10 mil dólares por Internet para financiar Diaspora, un servicio que busca desafiar a Facebook con una alternativa en la administración de la privacidad de los usuarios
Por Jim Dwyer
The New York Times
¿Cuán enojado está el mundo con Facebook por devorar cada trozo de información personal que estamos dispuestos a darle?
Hace algunos meses, cuatro estudiantes universitarios, fanáticos de la tecnología, que vivían comiendo pizza en un laboratorio de computación ubicado en Manhattan, decidieron construir una red social que no obligara a la gente a entregar su vida privada a un gran negocio. Estimaron que necesitarían tres o cuatro meses para escribir el código, y unos cuantos miles de dólares cada uno para vivir.
Se dieron 39 días para recaudar 10.000 dólares, utilizando un sitio en línea, denominado Kickstarter , el cual ayuda a los individuos creativos a encontrar apoyo.
"Por algún extraño motivo, casi todo el mundo estuvo de acuerdo con este asunto relacionado con la privacidad", dijo Dan Grippi de 21 años, uno de los cuatro estudiantes que participan de la iniciativa.
Ellos anunciaron su proyecto el 24 de abril. Alcanzaron su meta de los 10.000 dólares en 12 días, y el dinero sigue entrando: hasta el martes por la tarde, ya habían reunido 23.676 dólares, proporcionados por 739 seguidores. "Tal vez el 2 o el 3 por ciento del dinero proviene de gente que conocemos", explicó Max Salzberg, de 22 años.
Denominado Diaspora , su intención es distribuir el software gratuitamente, y hacer que el código se encuentre abiertamente disponible para que otros programadores lo desarrollen. Los jóvenes integrantes de la iniciativa, Rafael Sofaer, de 19 años, e Ilya Zhitomirskiy, de 20, trabajan con Salzberg y Grippi, y todos ellos se conocieron en el Courant Institute , de la Universidad de Nueva York.
Según su descripción, Diaspora permitirá a los usuarios crear sus propios servidores personales, llamados semillas, así como también les posibilitará crear sus propios centros de distribución y controlar por completo la información que comparten. Sofaer dice que las redes centralizadas como Facebook no son necesarias. "En nuestra vida real, nosotros hablamos", dijo. "No necesitamos entregar nuestros mensajes a un centro de distribución. Lo que Facebook te da como usuario no es tan difícil de hacer. Todos los jueguitos, los pequeños muros, la charla, no son cosas raras. La tecnología ya existe".
Max Salzberg (22), Dan Grippi (21), Raphael Sofaer (19) y Ilya Zhitomirskiy (20), los creadores de Diaspora, el proyecto que desafía a Facebook
Foto: Gentileza joindiaspora.com
Los términos del acuerdo que los usuarios hacen con las redes sociales (se intercambia información personal por un acceso conveniente a sus sitios) han estado cambiando , ya que las empresas que operan las redes recogen cada vez más información sobre sus usuarios. Esa información se puede vender a quienes hacen marketing. Algunas personas más jóvenes son cada vez más cuidadosas con lo que publican . "Cuando entregas esos datos, los estás entregando para siempre", dijo Salzberg. "El valor que nos brindan es insignificante en la escala de lo que están haciendo, y lo que estamos entregando es toda nuestra privacidad".
El grupo a cargo de Diaspora se inspiró para comenzar su proyecto después de escuchar una charla de Eben Moglen , profesor de derecho en la Universidad de Columbia, quien describió a las redes sociales centralizadas como una manera de "espiar de manera gratuita", señaló Salzberg.
Los cuatro estudiantes se reunieron en una sala de computación de la Universidad de Nueva York, y han pasado allí casi todo el tiempo que están despiertos durante meses. Ellos entienden el atractivo de las redes sociales.
"Ciertamente, como nerds, no tenemos otro lugar adonde ir", dijo Salzberg. "Somos grandes nerds".
"Mi vida social se ha derrumbado definitivamente en favor de mantener un promedio decente en mis estudios, y de hacer Diaspora", dijo por su parte Sofaer.
Uno de los profesores de la Universidad de Nueva York, Finn Brunton , opinó que el proyecto, que no implica inmensas rondas de financiación de capital de riesgo antes de que alguien escriba una línea de código, refleja "una vuelta a los clásicos medios de producción de los geeks: pizza y comida china, y chicos que duermen debajo de sus mesas de trabajo porque es algo que es realmente emocionante y desafiante".
Y la demanda de una red social que brinde control a sus usuarios es fuerte, dijo Brunton. "Todos a los que les cuento sobre esto dicen: Por Dios, he estado esperando que alguien hiciera algo así".
Ha habido, al menos, otros dos intentos de redes descentralizadas, afirma Brunton, pero él opinó que Diaspora tenía un plan más firme. Su rápido éxito en la recaudación de dinero, dijo, mostró el descontento por el estado de la privacidad en los sitios sociales.
"Tendremos que ver cuán ampliamente adoptado es esto por la población no-nerd", comentó Brunton. "Pero no conozco una sola persona en la población geek que no se asuste" con las grandes redes sociales y los almacenes de información cibernética.
El equipo de Diaspora no tiene ninguna duda acerca de la creciente fuerza y atractivo de las redes sociales existentes, habiendo llegado a más de 2000 seguidores de "joindiaspora" en Twitter en tan sólo algunas semanas.
"Mucha gente piensa que tiene que existir", dijo Salzberg. "Lo estamos haciendo porque queremos usarlo".
© NYT Traducción de Angela Atadía de Borghetti



Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well” la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamás. Fue tal el empeño que hoy, con tan sólo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577,640 personas.
Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoró entre la burla y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir qué hacer con un primer sueldo. “No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas llenando sus ojos. “Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”
Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. Lo que dejaba la cifra en 700 dólares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase media-baja con recursos económicos limitados. Inmediatamente la onda del ‘Ripple Effect’ se propagó por la comunidad y vecindad de Ryan quien no tardó en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo. La Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Angolo en Otwal como el destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.